A medida que las propias empresas se enfrentan a los
retos de un entorno en constante cambio en el contexto
de la globalización y, en particular, del mercado interno,
aumenta su convencimiento de que la responsabilidad
social puede tener un valor económico directo.
Aunque la responsabilidad principal de las empresas
consiste en generar beneficios, pueden contribuir al
mismo tiempo al logro de objetivos sociales, del medio
ambiente, educativos y de salud integrando la responsabilidad
social como inversión relevante en el contenido
de su estrategia empresarial, sus instrumentos de
gestión y sus actividades.
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